Matices

1
lunes, enero 14, 2013


Blanco, blanco inmenso, blanco roto, mil trescientas tonalidades de blanco y un gris.


Y siempre miraremos al gris, le daremos importancia y primará por encima de cualquier tonalidad de blanco, por mucho que tres cuartas partes del día hayan sido blancas, azules o incluso rojas. Pero ahí está el gris, bastan solo 3 minutos de gris para eclipsarlo todo.


Y es que los eclipses nos ciegan, por eso hay que ponerse gafas especiales para mirarlos de frente, porque nos hacen daño a la vista y a la vida. Porque ya sea de sol o de luna, los eclipses lo cambian todo.



Se conocieron, o no, en día eclipsado, se pusieron sus gafas especiales y no se vieron. Uno miraba al eclipse y el otro al suelo.

Pero se intuyeron, se sintieron y se buscaron. Pasaron días blancos rotos, menos blancos, grises perla y amarillo pollo buscándose, sin saber quiénes eran. Pero se sentían, se intuían, se sabían cerca aunque más lejos no podían estar.


Un día se observaron de lejos, tan de lejos que ni siquiera estaban seguros de verse, sin gafas ni arco iris, sin eclipses, sin blancos ni grises; se miraron a los ojos sabiendo que era el momento de dejar de buscar y cada uno prosiguió su camino. 

No sé si volvieron a buscar, no sé si encontraron, solo sé que desde entonces uno no mira al eclipse ni el otro mira al suelo, de todo se aprende.

1 comentarios:

Vistas de página en total