Morfina

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sábado, octubre 07, 2017
Quiero que alguien me quiera hasta que le duela.

Pero que le duela bonito, 
de eso que miras a la otra persona y te quema por dentro, 
no de ese dolor que te estruja el corazón y no te deja respirar.

Que no sea dolor de necesidad si no de querer, 
porque la necesidad duele hasta que ahoga 
y el querer solo hace las cosas auténticas.´

El dolor de querer no es dolor, 
porque el amor de verdad nunca duele, 
nunca ahoga, 
ni tampoco golpea,
ni mata, 
ni posee.

Quizás duele el precipicio de pensarte sin esa persona
a quien no necesitas pero sí quieres a tu lado,
porque te hace más libre y más tú.
Con todo lo libre y lo tú que has sido siempre.

Pero los precipicios son vida,
y a veces pasan.

Y nos ponemos paracaídas.

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