Houdini

1
lunes, mayo 26, 2014

Abrí los ojos, todo seguía a oscuras. Era lo bueno de la caverna, siempre estaba a oscuras, pero llevaba tanto tiempo dentro de ella que sabía al milímetro dónde estaba todo, nada cambiaba dentro de aquel agujero. Y me encantaba, cualquier atisbo de luz habría roto todos mis esquemas.
El tiempo dentro de la caverna era lento, las horas pasaban minuto a minuto y yo estaba ahí, a oscuras, degustando mi oscuridad y mi vacío, sin siquiera ser consciente de que existía algo más allá.
Un día cualquiera de aquellos tantos, sonó un estruendo aterrador y me escondí en lo más profundo de mi cueva, esperando a que todo pasara para volver a mi vida normal. Pero alguien había reventado de una patada la entrada a mi caverna dejando entrar una luz cegadora que me dañaba los ojos, incluso estando cerrados.
Me puse en pie y me sentí inestable, mis pestañas entrelazadas se destrenzaron permitiéndome abrir los ojos poco a poco, dolía tanto aquella luz desconocida que fui avanzando medio a ciegas entre sombras. La luz cada vez era más intensa. Un miedo aterrador se apoderó de mí y me negué a avanzar. Me quedé ahí, estático.
Ese alguien que había destrozado los cimientos de mi caverna se adentró y me cogió de la mano, ¨lo haremos juntos¨ me dijo. Estaba tan aterrorizado que ni siquiera asimilé que había alguien más ahí, pero tenía que hacer algo, mi cueva había cambiado y ahora solo tenía una posibilidad: ir hacia adelante.
Dejé que me condujese a la salida y una vez allí me invitó a abrir los ojos, despacio pero sin miedo. Respiré y sentí todo diferente, pero no era malo, no estaba asustado. Cuando abrí los ojos... no puedo describir lo que vi, solo sé que era magia.



1 comentarios:

Vistas de página en total