Más que agua

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miércoles, diciembre 12, 2012



Es como cuando estás tumbada en la bañera y quitas el tapón con el pie, cierras los ojos y escuchas como el agua se va lentamente, sientes como te desnuda poco a poco, como te abandona y te quedas sola, fría, limpia, inerte… y lo disfrutas, disfrutas de su huída. 

No quieres levantarte y cada vez estás más fría, más sola… descubres que aún queda agua bajo tu espalda y no quieres dejarla escapar, pero se va… y ahí te quedas tú escuchando el silencio.


Reticente te levantas y abres la ducha para volver a sentir el calor, ese calor efímero que no te aporta lo mismo que el agua que se fue, pero te reconforta y te vuelve a hacer sentir viva.

 Y entonces eres tú la que apaga ese agua, no lo aprisionas, dejas que se marche por donde vino.

Y sales mojada. Y sigues con tu vida.

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Parches

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martes, diciembre 04, 2012


De pupila en pupila pasea sin encontrar lo que no busca.

Vio dolor en esos ojos, vio muerte, vio vida, vio pasado y presente pero no futuro.

Vio corderos asustados dentro de esos lobos.

Lobos asustados que no quieren ser corderos.

Almas rotas, que intentan ser remendadas una y otra vez por costuras inservibles, por puntos de papel, por otras almas rotas que no encajan en el puzle.

Miles de piezas mutiladas, enfermas, que buscan sedientas otra pieza aunque no encaje, no importa, sus pupilas se cruzan.

Se llaman, se absorben, se beben, se curan y se dañan, una y otra vez.

Porque el pasado pesa y duele, y las almas se resquebrajan por los remiendos.
Labios vacíos, corazones vacíos, vidas vacías, trenes vacíos…

Se llaman, se evitan, pretenden no sentir, intentan no sentir, desean no sentir… pero sienten, sienten demasiado como para que no duela. Y llaman a la costurera.

Pobres corderos asustados.

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